TOROSDOS

Se torea como se és. Juan Belmonte

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MADRID. Crónica de Pedro Javier Cáceres: "Perera, oreja al coraje y la constancia"

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Se le protestó el trofeo y los platos rotos los pagó Talavante con una petición estéril. A Curro Díaz, el cuarto, le corneó  en una mano con medio espadazo en los lomos. Con “dos pañuelos” menos Talavante se quedó sin oreja.

Miércoles, 19 de Mayo 2010. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid, 1ª categoría. 14ª de feria. Lleno. Tarde calurosa.

1 toro de Luis Terrón, rejones, se dejó.

6 toros de Núñez del Cuvillo, nobles y muy igualados los tres primeros. 2º,3º aplaudidos en le arrastre. 4º deslucido.5º feble, protestado. 6º sin finales.

Joao Moura, tres rejones de muerte; silencio.

Curro Díaz, pinchazo y estocada; silencio. Media y descabello de Perera por lesión; silencio.

M.A. Perera, estocada tendida; oreja. Estocada caída; silencio.

Talavante, estocada y descabello; petición con saludos. Media estocada; silencio.

 

Cartel polémico en su día por la circunstancia que Manzanares tenía que abrir plaza. Tras dimes y diretes al final se optó por la solución de poner un rejoneador por delante. Y así quedó. Posteriormente la no recuperación del alicantino de su operación de hernia ha dado paso al primer triunfador del ciclo: Curro Díaz.

Corrida de Núñez del Cuvillo, hierro de “lujo”. Igualada de presentación, menos cuarto y sexto más aleonados. Encierro noble en encastado y de buen juego los tres primeros. Deslucido el cuarto, calidad sin fuerzas el quinto y sexto al que le faltaron codicia y sobre todo finales. Encierro de más a menos.

Abrió plaza el joven rejoneador Joao Moura, jr. Teniendo así la oportunidad de participar en la feria, pues no había sido incluida en ninguna de las tres corridas de rejones programadas. Fue, eso un aperitivo, que el público, no habitual de estos espectáculos observó sin gran pasión. El toro de Terrón sirvió y el rejoneador estuvo muy centrado y variado, sin el eco suficiente para su pulcra labor.

 

El primero de Cuvillo lucía hechuras casi perfectas. Noble y de embestida dulce pero rítmica necesitaba su sitio para desarrollar. Curro Díaz le pegó pases de buena factura y gusto, pero no terminó de cogerle la distancia necesaria entre uno y otro, o perdiendo pasos o toreando más en recto por lo que se hizo difícil la ligazón y la labor no cogió vuelo. Toro con volumen fue el cuarto. Otras hechuras a los tres igualadísimos anteriores. También otra condición. Protestando mucho por arriba, le costaba por abajo y tendía a tirar el derrote en mitad de la suerte. Curro Díaz intentó sobarle sin éxito y se cansó pronto visto lo visto yendo por la espada. Tras media estacada fue sorprendido por un derrote del animal que le corneó en la mano pasando a la enfermería donde se le diagnosticó la rotura de un tendón. Lo remató Perera.

Perera sorteó para primero de su lote un animal que rompió, alegre, en banderillas. Comenzó, el extremeño, con los pases cambiados viniéndose el toro con franquía, desplazándose y repitiendo; humillaba también, si acaso las fuerzas justitas. Perera le pasaba por los dos pitones bajando la mano y lidiando con las rachas de viento que le molestaban e impedían la uniformidad en las series. Sobrevino una seria voltereta, el toro cambió cortando el viaje y Perera se fajó en corto. Lo mató y tuvo la recompensa de una oreja (con alguna protesta) al coraje. El quinto blandeaba, y se protestó; sin éxito. Se había lucido Perera en lances de saludo hasta que el toro comenzó a regatear apretando hacia dentro. El de Cuvillo metió bien la cara pero en cualquier desplazamiento perdía las manos dando munición a la protesta. Perera intentó asentarlo, dándole sitio y espacios muertos, toreando sin toro, El animal quería repetir, noble y pronto pero defendiéndose. Pero lo intentó templar a media altura sin mucho éxito ni eco, si le obligaba por bajo se resentía. Trasteo que no pasó de voluntarioso molestando tanta insistencia y el metraje de una labor sin futuro de éxito. Mató pronto de estocada algo caída y se silenció su labor.

Eligió Talavante ayudados por alto, en el platillo, para un comienzo de faena emotivo, se lo pasó  cerca. El de Cuvillo la tomaba con fijeza, prontitud y desplazándose, por abajo. Fue por el izquierdo donde Talavante le dio un par de series con ajuste y temple. Muy quieto y templado. Apretó más, el toro, por el derecho y hubo menos acople. Los naturales siguientes necesitaron de ayudarse con la espada y tuvieron más ligereza de trazo. Decidido pero algo acelerado en el tramo final. Mató de atravesadilla y descabello y se le pidió la oreja que se le negó con más o nos pocos menos pañuelos que en el turno anterior. Dijo poco el sexto en los primeros tercios no prestándose al lucimiento. Talavante comenzó muy asentado de planta en el tercio, terrenos del 6, para con la muleta en la izquierda abrirse a los medios. Le consintió la querencia y le fue de menos a más sobando por ese pitón en el que sobresalieron un par de muletazos mandones y los remates por bajo de las series. El toro protestaba algo al salir del muletazo y, así, provocó un enganchó con desarme que supuso un volver a empezar. Embrocaba bien el animal de Núñez del Cuvillo pero le costaba pasar. Insistió el torero por ese pitón hasta la saciedad. Voluntarioso y muy dispuesto fue ganándose al público en una labor sorda pero de compromiso que nos instala en un Talavante decidido y que “guerrea” hasta el minuto 90. Lo mató de media estocada, el toro se fue tragando la espada para doblar pronto. Situación extraña, no por habitual. Tras ser ovacionado por estar muy por encima de su oponente, una vez arrastrado el toro se guardó u n respetuoso silencio en vez de una ovación de agradecimiento. Pero esto es así.


 

Última actualización en Jueves, 20 de Mayo de 2010 08:49