BARQUERITO ANTE UNA NUEVA TEMPORADA: "El programa de primavera augura un curso sin sobresaltos"

Miércoles, 07 de Marzo de 2018 00:00
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El año de Victorino y los veinte de El Juli

La temporada taurina española, que acaba de arrancar en Olivenza y Castellón, tiene de partida dos grandes pero no únicos protagonistas. Un homenaje a un ganadero singular y la celebración de una figura mayor

Castellón, 7 mar. (COLPISA, Barquerito)

EL RETORNO a la feria de Castellón del hierro de Victorino Martín tras cinco años de ausencia es un dato relevante. El año taurino acaba de estrenarse muy pasado por el agua de inclementes chaparrones en Olivenza el pasado fin de semana. Aguada, además, la feria por la baja forzosa de El Juli, que, convaleciente de una cornada de hace dos semanas en Bogotá, estaba anunciado en dos de las cuatro corridas de programa. En una de ellas, de tres hierros distintos, iba a matar un toro de Victorino. Forzada por el reclamo de clientes y aficionados portugueses -Olivenza ha pasado a ser genuinamente la capital taurina de la raya de Portugal-, la primera feria mayor del curso ofrece corridas matinales y vespertinas en un fin de semana que reproduce el llamado modelo francés de plazas como las de Nimes, Arles, Vic Fezensac o Ceret, donde los puentes festivos se jalonan con sesiones dobles y hasta triples de toros.

La que fue en puridad mágica aparición y despedida en 2014 de José Tomás en el coliseo de Nimes -seis toros en cartel de única espada, el mayor lleno jamás conocido ni vivido en plazas francesas- tuvo lugar en una matinal de domingo. En 2008 El Juli celebró a lo grande en Nimes los diez años de su alternativa, tomada en ese mismo coliseo romano, capital de la Francia taurina. Los veinte años de la alternativa de El Juli se cumplen el próximo mes de septiembre. La efeméride es una de las circunstancias notables del año taurino recién estrenado. No se conoce en la historia caso parecido de un torero capaz de mandar en el toreo durante veinte temporadas consecutivas.

Con sus frentes enemigos, no sin algún bache circunstancial, no sin opiniones en controversia. Pero es que ni la explosión de José Tomás en su quinquenio prodigioso entre 1997 y 2002, ni el retorno goteado pero candente del propio José Tomás a partir de 2008, ni la cadena continua y apabullantemente regular del Ponce de los últimos cinco años, ni los golpes geniales de Morante, ni siquiera la gravísima cornada de Sevilla en abril de 2013, nada de eso ha bastado para desplazar o apear a El Juli de la primera línea. Ni siquiera el dato de que la plaza de Madrid haya sido para él casi por sistema un bastión inconquistable. La ronda de los veinte años de celebración de El Juli se inicia mañana viernes en Castellón con una corrida de Garcigrande. Manzanares, que dobla en este abono de Magdalena, y Talavante, que acaba de firmar en Olivenza la tenida por faena cumbre de la feria, completan el cartel.

El estreno en segunda instancia de El Juli no es en Castellón tanto reclamo como la corrida de Victorino programada para el sábado con un cartel de matadores inédito: El Fandi, Castella y Varea. La leyenda de Victorino en Castellón, donde se avecindó durante un tiempo, es larga y, con algún borrón menor, leyenda dorada. La bandera del torismo, tan al gusto del aficionado castellonense de la provincia donde más a modo se celebran las fiestas de toros de calle o bous de carrer.

El Juli no se ha contratado en Valencia, cuya larga feria arranca el próximo domingo. Siete corridas de toros en Fallas pero no le convinieron fecha ni ganado ni compañeros de cartel. Tampoco lidia en Fallas Victorino, que abrirá la temporada en Madrid el último domingo de marzo y cerrará el oceánico abono de San Isidro el segundo domingo de junio. Estaba por confirmarse que El Juli iba a contratarse precisamente para esa corrida jalón. En Sevilla lidiará Victorino, nombre ya imprescindible en la Feria de Abril, y toreará dos tardes El Juli.

Padilla va a cumplir una densa temporada de despedida sin retorno que incluye dos tardes en el abono de Sevilla, una en San Isidro y presencia segura en todas las demás plazas de primera, incluidas Bilbao y su feudo particular de Pamplona, donde ondea como enseña propia su bandera pirata. Los dos matadores franceses de mayor cuantía, Juan Bautista y Castella, van a estar presentes en casi todas las ferias españolas, empezando por Castellón, siguiendo por Valencia, Sevilla y San Isidro, y terminando por Zaragoza si se resuelve el pleito por la concesión de la plaza.

Los pliegos de concesión de las plazas de propiedad pública -Zaragoza, el Puerto de Santa María- van a ser caballo de batalla y litigio. Tanto como la reconversión o reducción de la economía de las corridas de toros, al borde de la asfixia por lo elevado de sus gastos. El fantasma del abolicionismo ha venido creciendo año tras año. Los datos de asistencia a las plazas de toros indican una recuperación, pero la fiesta se resiente de un estancamiento innegable. La llegada e instalación de nombre y toreros nuevos y jóvenes -el valenciano Román, el peruano Roca Rey, el extremeño Ginés Marín, el mexicano Luis David Adame- no se traduce en un refresco auténtico del escalafón, donde son mayoría absoluta los matadores con más de diez años de alternativa. El número de festejos de temporada se mantiene estable con relación a las dos últimas. Las cifras de asistencia y de los abonos de Sevilla y Madrid serán una prueba incontestable de la salud de la fiesta.