Desde Bilbao los timbales de Paco Cerezo: "Innovaciones"

Domingo, 02 de Julio de 2017 00:00
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La Fiesta, creo que aún de mala gana, está sufriendo pequeñas "innovaciones", por llamarlas de alguna manera.

Algunas son más de carpa circense que de coso taurino, donde "también se muere de verdad", aplicando el topicazo. Más difícil todavía.

Las normas del arte de torear son fijas y estrictas, las piedras de sillería colocadas hace infinidad de años.

No contemplan en ningún momento, lugar para la heterodoxia o la frivolidad.

Es serio, muy serio, el tratado.

Y para agredir a la Fiesta han elegido como victima nada menos que el pase natural, para desnaturalizarlo.

Así, es cada día más frecuente ver al torero faenando al natural y, de pronto, con mayor o menor desprecio, desprenderse del estoque.

Un golpe bajo y antinatural para la Fiesta.

El peligro es que ya lo ejecutan algunos novilleros, y, ya se sabe, costumbre hace ley.

Resulta absurdo que el "desprendimiento" sea el estoque que no interviene en el pase y, sin embargo, le aporta majestad y torería.

Si es como alarde de valentía, podrían tirar la muleta en vez del estoque. Pero no. No llega la sangre al río.

Es extraño que la alta crítica no rechace esta erosión y la digiera tan campante.

Entre tdos hay que velar por la Fiesta, por su conservación, por su pureza y rechazar cualquier tipo de adulteraciones.

Los inventos, en los laboratorios.

Y hablando de inventos...

Hay uno que algunos toreros lo ponen en práctica cada dos por tres: quitarse las zapatillas y torear a golpe de calcetín.

Esta situación se daba en casos de lluvia fuerte, por evitar resbalar y sufrir percances.

Pero ahora no hace falta que llueva.

En determinado momento, sin que se sepa por qué, el torero arroja el calzado a hacer puñetas y continúa su faena.

El ruedo, el escenario, entre banderillas que se caen y las zapatillas por cualquier parte, queda hecho unos zorros. Parece la feria de la alpargata. Es indecoroso y merece el tal rechazo.

¡Pero hombre! ¡Si ya no se descalzan ni los jesuitas!

De la torería a la tontería parece que había un paso de gigante.

Pues no.