En el firmamento nada en concreto
Desolador panorama en nuestras plazas
Queda solo esperar a ver que nos deparará el próximo año en las citas de San Cristóbal (en la foto vemos un paseíllo en esta plaza) o Mérida, hasta la fecha sin nada definido para ambas. Foto: RDV
RUBEN DARIO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Obitado el proyecto de corridas en Táriba y Tovar, dos de las citas taurinas de más tradición del exiguo calendario nacional, por razones más que evidentes en el orden social y político que nos acongoja como país, no es menos que hacer reflexión a lo que ha significado un año este 2024 donde literalmente hemos pasado de puntillas en el orden de lo que implica llevar a cabo nuestras ferias taurinas con la normalidad que supone un país en orden.
Era un hecho palpable que los resultado de las elecciones del pasado 28J iban hacer un revulsivo para bien o para mal de nuestro acontecer taurino, y vaya que lamentablemente fue lo segundo. Con la zozobra e inestabilidad, y en especial la escases de incentivo económico para el taurino y aficionado, ambas citas se vieron mermadas no por el atractivo que suponían, sino por el grave hecho que implica que actualmente el venezolano viva del día a día, del rajuñe por aca y acullá, y poco le quede para un espectáculo de ocio tan oneroso como es el de los toros. Y al final, tuvo que suspenderse ante el dolor que supone verse limitado de acá hasta ya adentrado el próximo año de posiblemente las fechas de San Cristóbal y Mérida, que a día de hoy poco o nada se sabe de ellas.
Lo de la feria de Tovar era la crónica anunciada de una edición que lamentablemente no contó desde un principio con el apoyo del aficionado local ni mucho menos del foráneo. La mala y pírrica estrategia publicitaria de los Santana asi como la nula toma en cuenta de la poca prensa taurina que queda por estos lares no ha hecho más que darle con la suspensión del apartado taurino de la versión de este año con un crespón negro en su ya irregular desempeño que viene haciendo del Coliseo El Llano como plaza de temporada ferial, donde hay que reconocerle la traída al ruedo tovareño de interesantes nombres de toreros, pero con el debe de la reprobable presentación del toro que estos años ha saltado al ruedo del polifuncional escenario de la Sultana del Mocotíes.
El haber tirado la toalla en cuanto a la realización de la feria a poco menos de tres semana para su realización dejó sin margen de posibilidad para que Tovar por tercera vez en su largo historial se viera en su programación ferial del rito del toro, donde hay que reconocer que no del todo están los tiempos para una cartelería tan prolija ni tan escasa de apoyo de todo índole como la que los hermanos Santana han venido presentando, lamentablemente sin el apoyo en los tendidos de ese taurino y aficionado incondicional de otros años.
Queda por ver que se vislumbra para los ya mencionados cosos de San Cristóbal y Mérida, dos de las ferias más trascendentales del calendario, donde todo es hermetismo y especulación, a poco menos de 145 días para que en la primera de ellas suene el clarín, o en su defecto, quedemos mutis, ante lo que supone el desolador panorama de un país donde se piensa en otras cosas menos que fiesta brava, por los momentos.