El torero peruano cumple con su papel de estrella y se entrega con un noble toro de Victoriano del Río
Bilbao, jueves, 22 de agosto de 2024. (COLPISA, Barquerito).- 5ª de las Corridas Generales. 3ª corrida de toros para diestros de a pie. Casi lleno. 10.000 almas. Soleado, Templado. Dos horas y media de función.
Seis toros de Victoriano del Río.
Manzanares, una oreja y ovación. Talavante, silencio tras aviso y silencio. Roca Rey, silencio y una oreja.
Roca Rey se hizo esperar. No le convino el tercero de corrida. Un toro con mucha culata que echó las manos por delante, se enganchó con el peto de picar y pareció encelarse antes de salirse suelto. Con la salida tapada, cobró un segundo puyazo de poco castigo, Venido arriba en banderillas, el toro vino a resultar receloso y hasta reservón. Pegajoso, sacó su punto de genio. Muy ceremonioso antes de ponerse a trastear, Roca renunció a brindarlo. Señal inequívoca: no le había gustado el toro. El primero de la tarde había sido en la muleta toro pastueño, el segundo se afligió y este tercero rompió por otro palo. Asido a la tabla cimera, Roca abrió con banderas sin ajuste, cinco, pero remató tanda saliéndose a las rayas para coser un redondo con dos del desdén ligados, que caldearon de golpe el ambiente.
Se animó Roca entonces a salirse hasta el platillo y descararse pero sin templar ni terminar de gobernar las embestidas algo celosas en dos tandas con la diestra, la segunda, abrochada con un suntuoso pase de pecho. A partir de ahí decayó el invento. El toro protestó cuando Roca le bajó la mano, le pisó la muleta y lo desarmó cuando se estiró con la izquierda. Al volver a la diestra, Roca sufrió un nuevo desarme en el remate de pecho. Ni siquiera un cambio por la espalda previo a la igualada calentó.
Roca tuvo el detalle de cuadrar el toro casi en los medios para dejar una estocada corta y trasera de efecto tardío. A la defensiva, y cuando Roca se disponía descabellar. todavía el toro mandó el último recado: prendió a Antonio Punta, que auxiliaba con el capote tapándolo. La voltereta fue de campeonato, pero sin más daño que rasgar la taleguilla desde la cadera hasta los machos. Y enseguida se echó el toro.
No se había visto un quite en toda la tarde cuando Roca, protagonista pero todavía en la sombra, salió en su turno con el quinto, que se había empleado en el caballo más y mejor que los demás. El quite, por altaneras, la chicuelina cosida con la tafallera en dos secuencias, y el remate con revolera, fue excelente. Y entonces volvió a entrar Roca en acción. Se le estaba esperando. No defraudó. Llamativamente largo y sin enmorrillar, el sexto, único cinqueño del envío, vino a ser el toro preciso en el momento oportuno. El toro se le había venido acostado por la mano derecha cuando Roca lo saludó y fijó en los medios. La lidia, con toda la tropa mal colocada, fue pedregosa, pero el toro galopó en banderillas y Roca se comprometió, ahora sí, con un brindis desde la boca de riego. Casi en los medios abrió con una de las joyas de su repertorio: de largo y de rodillas, se dejó llegar el toro en una tanda ligada de dos cambiados por la espalda cosidos con sus pares por alto y un pase de pecho soberbio abrochado con el natural. Eso era lo que había venido a ver la inmensa mayoría. En la distancia y en los medios siguió la faena que fue de firmeza y ajuste impecables, mucho más brillante cuando, la pequeña muleta en la zurda, enganchó el toro por el hocico y lo llevó toreado en trazo largo o enroscado y rematando, de nuevo, con el auténtico de pecho, la suerte de muleta que mejor domina. A toro parado pero fijo, Roca redondeó con su temerario repertorio de cercanías, metido entre pitones, enterradas las zapatillas, respirando con suficiencia, no se le fue ni medio pie y asustó al miedo. Una estocada hasta el puño. Un clamor. Una oreja y casi dos. Misión cumplida: llenar la plaza y poner a la gente de pie.
Manzanares se llevó el lote mejor de la corrida. Un primero muy distraído de salida que rompió con son bondadoso en la muleta y un cuarto que fue por todo el mejor de los seis. Con ese cuarto se quedó corta una faena breve de tono menor. Con el primero se acopló y templó por la mano derecha en muletazos de ancho trazo. Pero no abundó por la izquierda, que pareció la mejor del toro. Una buena estocada. Inseguro e indeciso, sin apostar en serio por nada,
Talavante despachó de tres pinchazos y entera el toro afligido y no se entendió con el quinto, el toro del quite de Roca, que dio para más. Dos pinchazos y cuatro descabellos.
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EL APARTADO: DESPEDIDA Y REAPARICIÓN
Cartel para hoy, Viernes, 23 de agosto. 6ª de las Corridas Generales. Ponce, Roca Rey y el sevillano Pablo Aguado, que hace su presentación en esta plaza. Es de resaltar que Ponce ha sido el padrino de alternativa de los otros dos espadas. A Roca Rey se la dió en Nimes, Francia, y la de Aguado fue en Sevilla. Ganadería: Daniel Ruiz, divisa que debuta hoy en esta plaza. Una de las más prósperas ramas del encaste Jandilla. Ganadería de refresco y nodriza para no pocas de sus pares de la misma sangre.
Se preparan fastos y galas para despedir a Ponce. Despedida de Bilbao. El adiós para siempre, anunciado en Valencia para dentro de cuarenta días. Han pasado treinta y tres años desde su debut en Vista Alegre. Presentación y conquista. Se habla de idilio. A lo largo de los años el público de Bilbao ha ido cambiando tanto que serán esta tarde apenas tres centenares los testigos de aquella irrupción por sorpresa. Un Ponce con cara y cuerpo de niño frente a dos toros de 600 kilos o así. De entonces data la leyenda. Bilbao es la plaza donde más y mejor se ha sentido reconocido. Números cantan. Pero no solo los número. La despedida tiene aire de reaparición. Se ha vendido como un acontecimiento. ¿Lacrimógeno? ¿Excesivo?
Se supone que Roca Rey dio el visto bueno para la operación. El visto bueno o sí, quiero implica torear una ganadería que no deja de serle extraña. Pero eso iba en el precio. Era, además, obligado. Ponce fue su padrino de alternativa hace siete años y once meses. El toreo ha cambiado de signo desde aquel día. La compañía de Pablo Aguado es del agrado de Roca. Son toreros distintos y complementarios. Lo clásico y lo moderno.