Tres orejas y público a favor
En sus manos, los mejores toros de una corrida diversa de Fuente Ymbro
Bilbao, martes, 20 de agosto de 2024. (COLPISA, Barquerito).- 3ª de las Corridas Generales. 1ª para diestros de a pié. 4.000 almas. Nublado, chispeo en el cuarto toro, lluvia al final. Dos horas y veinte minutos de función.
Seis toros de Fuente Ymbro (Ricardo Gallardo)
Mano a mano. Daniel Luque, ovación, silencio y silencio. Borja Jiménez, oreja, oreja y oreja.
Miguel Ángel Sánchez, sobresaliente, no fue invitado a intervenir.
Notable a caballo Alberto Sandoval. Pares de mérito de Juan Sierra, que saludó.
EN LA CORRIDA DE Fuente Ymbro saltaron dos toros de muy buena nota. El cuarto y, sobre todo, el sexto. Apenas castigado en dos picotazos el uno. Templado lo justo por dos puyazos bien medidos y certeros el otro. No solo por la condición distinguida de esos dos toros fue corrida dispar. También por los imponderables. El primero, de buenos apuntes, se lesionó la mano izquierda antes incluso de varas y lo acusó en claudicaciones repetidas. Como fue toro codicioso y pronto, ese problema se dejó sentir una y otra vez. Fino de cañas y muy cargado de panza y culata, llegó a perder las manos incluso en el momento de la reunión con la espada. Es probable que, entero, se hubiera sumado a los dos de nota. Eso habría valido tanto como media corrida. Cualquier ganadero lo firma donde haga falta.
Imponderable relevante fue que el tercero diera desde la misma salida muestras de estar reparado de la vista. Escurrido, ofensivo, astifino, descarado, con plaza y muchos pies, ágil y elástico, mulato listón -pinta no habitual en Fuente Ymbro-, fue el raro de la corrida. Su fondo de latente fiereza, rebajada por dos notables puyazos de El Patilla, se dejó sentir como si se tratara de uno de tantos toros inciertos. En cada gesto de salida de lance o pase, echaba la cara arriba buscando objetivo y, si no lo hallaba, desparramaba la mirada. El defecto se fue haciendo más y más patente a medida que seguía su lidia. Segundo y quinto fueron el día y la noche. Más de 600 kilos un segundo de docilidad mansurrona. El quinto, precioso, no hizo más que escarbar y recular receloso. Fue el de peor nota del envío, que vino partido por pintas y edades.
Programada como un chocante mano a mano sin argumento -Daniel Luque y Borja Jiménez, trayectorias sin puntos comunes ni rivalidad posible-, la corrida repartió la suerte a capricho y sin equidad. Para Borja, que debutaba en Bilbao, los dos toros propicios por bravos y nobles -las dos cosas-, cuarto y sexto, y el gordinflón segundo que por tener, además de pajuna bondad, tuvo fijeza. Para Daniel, la cara amarga del sorteo: el de la mano chunga, el reparado de la vista y el de peor aire de los seis. Como si fuera una partida de cartas marcadas. Por darle un aire mínimo de competencia, Borja Jiménez, ambicioso e impaciente, salió a quites en los tres toros de Daniel: en el cojo, en el miope y en el escarbador. Por delantales -el lance con que más se prodiga-, por chicuelinas y de nuevo por mandiles. Quites brevísimos. Y un amago de réplica por chicuelinas a un ajustado quite de Luque por gaoneras al cuarto. El propio Luque quitó a la verónica, dos y media, en el sexto. Habría visto el toro antes que nadie.
Un mano a mano que lo sea no se mide por quites sino por otras razones mayores. Y el reparto tan desequilibrado de lotes no se prestó a desafíos. Lo que pasó fue que Borja cayó de pie en Bilbao desde el momento en que se plantó de rodillas frente a toriles para recibir al segundo, que le obligó a tirarse en plancha y soltar las armas. Repitió la suerte, más cerca de la boca de riego que de la segunda raya, con los otros dos toros, y con mucha mejor fortuna. Al sexto, además le sacó los brazos con ritmo bueno. Ritmo creciente iba a tener la mejor y más completa de sus tres faenas. La de ese sexto toro que tanto y tan bien quiso. Tras una primera parte de trazo desigual en redondo, Borja toreó muy reunido y despacio con la mano izquierda en tres tandas ligadas, en los medios, suelto el brazo, preciso el enganche. En esos momentos contaron el hilván sin pausas y la serenidad que se habían echado en falta en las tesoneras y entregadas faenas con segundo y cuarto, salpicadas de aciertos parciales y rematadas con la espada atacando con fe. Un botín de tres orejas. Luque firmó con el claudicante primero sus mejores momentos -mimo, el toro cosido, cambios de mano sorpresa, una tanda final en rizo- pero no hubo remate con la espada. Con el toro reparado abrevió. Con el que tanto escarbó, llegó a plantarse en péndulos sin eco.
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(Atendiendo a la petición de dos incondicionales, remito el texto de EL APARTADO que publicará mañana El Correo como apunte previo de la corrida del día, en la que reaparecerá el diestro Miguel Ángel Perera, tras someterse a un intenso tratamiento de rehabilitación con fisioterapia. Perera fue volteado durante la faena por el primer toro de la tarde, de la divisa de "Fuente Ymbro" y lesionado, hace cinco días, el viernes, 16 de agosto, en la plaza de San Sebastían, presentando doble fractura costal y sendas contusiones con hematomas en hígado y en el riñón derecho.)
EL APARTADO: PERERA, EXPEDIENTE X
Miércoles, 21 de agosto de2024.- 4ª de las Corridas Generales. Castella. Miguel Ángel Perera y Emilio de Justo. Toros de Núñez del Cuvillo.
EL EXPEDIENTE de Perera en Bilbao es sobresaliente. Consta en actas. Sus dos faenas del año pasado aquí mismo fueron de alto nivel. En particular la de un fiero cuarto toro de Fuente Ymbro. La faena de la feria. Perera viene embalado, celebra sus veinte años de alternativa con ambición de principiante. Tardes memorables: en Sevilla, en San Isidro, en San Fermín. Viene o venía, porque un toro de Fuente Ymbro lo cogió en San Sebastián la pasada semana y le fracturó dos costillas. Vendrá. Milagros de un tratamiento exprés. Se le espera. Ninguna broma: el torero más serio del escalafón, el que más cree en sí mismo.
En nivel similar al de Perera, el curso de Emilio de Justo, que está rompiendo sus propias barreras una tarde sí y otra también. En la plaza que sea y sin distingo de hierros. Convertido en as de espadas en esta temporada de consagración y notable regularidad. Rotundo y sutil, capaz y seguro. Un caso único de superación. Hoy, torero figura. Hace seis años, olvidado en un rincón.
Y Castella por delante. Siempre enigmático y vertical, amarrado, No pasa el tiempo por él. No le deja huella. La corrida de Cuvillo, una incógnita.
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Cuaderno de Bitácora.-
Los edificios del casco viejo de Portugalete están cuidados o, mejor, no abandonados, que no es poco. Pero está deshabitado. O eso parece. Son cuatro las calles que bajan desde la plaza de la Ranchería hasta el Ayuntamiento, el viejo Mercado de abastos y la plaza del Solar. La mayoría de los comercios están cerrados y puede que para siempre. Están vivas dos tabernas. Una de ellas, con patio arbolado y terraza. Pero a las diez de la mañana no daba señales de vida.
En la casa natal de Víctor Chávarri hay una placa que lo recuerda. La vida de Chávarri es fascinante. Solo que fue demasiado breve. Murió apenas cumplidos los cincuenta mientras navegaba junto a Marsella. Su imperio ferroviario, minero y financiero estaba en pleno apogeo. Era un enamorado del mar y la navegación como buen hijo de Portugalete. A los hijos de Portugalete se les llama portugalujos. Y los de Las Arenas, que está justo enfrente cruzando la ría, areneros. No hay rivalidad. Solo que en Portugalete tiene calle a su nombre Ferdinand Arnodin, el contratista francés que estuvo a punto de volar el Puente de Vizcaya antes de construirse. El busto de Alberto de Palacio de Portugalete es de piedra blanca y notables dimensiones. Está mirando el puente desde cierta altura sin apenas expresiòn. El busto de Las Arenas, de espaldas al puente, es de bronce y no de hierro. Y tiene la expresión que la piedra no tiene.
El abandono del casco viejo de Portugalete no tiene nada que ver con la gentrificaciòn en boga. La gente se fue a vivir a la parte alta de la villa, que carece de personalidad. Puede ser cualquier ensanche de cualquier ciudad, pero no Portugalete Desde el mirador que rodea la basílica de Santa Maria .se divisan todos los frentes marinos de Guecho. Las Arenas, Algora y Punta Galea.