TOROSDOS

Se torea como se és. Juan Belmonte

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Santander. Puerta Grande para Tres Figuras del Toreo.

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Tarde para la Historia: Emotiva y Pletórica

Tres figuras, tres estilos muy elevados pero distintos




La maestría y técnica de Ponce



El Arte y el Valor de Morante



Firmeza, valor y excelente toreo de capote y muleta de Adrían

Crónica de Miguel Redondo. Fotos: Joaquín Arjona.

Santander, martes, 23 de julio de 2024. Cuarto festejo de la Feria de Santiago. Segunda corrida de toros para diestros de a pié. Casi lleno. Toros de Domingo Hernández, corrida interesante, con movilidad aunque justa de presentación. Enrique Ponce, de grana y oro, que se despedía de esta plaza, una oreja y dos orejas. "Morante de la Puebla", de lila y oro, que reaparecía en los ruedos tras dos meses retirado, una oreja y una oreja. Fernando Adrián, de Madrid, de berenjena y plata, que hizo su presentación en esta plaza, dos orejas y una oreja. Los tres diestros fueron sacados a hombros por la Puerta Grande.

Cómo de costumbre sonó el himno nacional al finalizar el paseíllo. Saludaron montera en mano tras banderillear Joao Ferreira y Alberto Zayas. Terminado el paseíllo fue obligado Ponce a saludar, por ser la tarde de su despedida de Santander, y quiso compartir la ovación con sus compañeros de terna, Morante y Fernando Adrián.
Enrique Ponce saludó a su primero con cuatro lances a la verónica, el de Domingo Hernández, no estaba sobrado de fuerzas pero el torero obró el milagro. Brindó a Morante, en larga oratoria. Aprovechando la inercia del toro, toreo con profundidad y trazo largo sobre la diestra, dejándole espacios, con la zurda se dio mas ventaja, incluso en los pases de pecho, el último tramo de la faena fue menos acompasado, tuvo algunos enganchones, con un final por abajo con la rodilla genuflexa. Tras una estocada trasera de efecto fulminante, cortó una oreja.

Antes de salir el cuarto y en honor a Enrique Ponce sonó "Santander la Marinera" una canción típica de esta localidad que escuchó muy emocionado el diestro en el ruedo y corearon los espectadores. Inspirado estuvo Enrique, con un toro de Domingo Hernández nada fácil, que se había lesionado una pata de salida, pero le supo mantener en el ruedo y sacarle partido en una faena a los acordes de la banda sonora de "La Misión", de Enzo Morricone. Faena larga para mantener y corregir las dificultades de un toro que ya le avisó en los lances de capa, metiéndose por adentro por el derecho. La faena la comenzó doblándose en muletazos por abajo, rebrincado el de Conchi Hernández, en manos de Ponce corrigió poco a poco ese incordio y pudo pasarlo en la distancia corta sobre ambos pitones, faena a fuego lento, para aficionados, con la zurda destacó en muletazos de uno en uno y el epílogo lo pusieron las poncinas con el toro dominado, dibujando una A en homenaje a su pareja. Dejo una estocada arriba y cortó las dos orejas, dando con ellas una muy emotiva vuelta al ruedo. La última en esta plaza en la que dio tantas tardes de gloria a los aficionados.

Morante lanceo magistral a la verónica, con seis lances y una media, hubo un quite por chicuelinas muy despacio y a compas. Brindó la faena a Pedro Marques, su apoderado. Inicio mágico, ayudados a dos manos, con trinchera, y remates por abajo, algo más de fondo le faltaba al de Domingo Hernández, pero Morante estuvo inspirado en el toreo al natural, valiente, firme y entregado, ajustándose con el toro, volvió a la diestra para torear templado llevándole al astado cosido a la muleta, rebozándose en todos y cada uno de los pases, faena larga que finalizó con la zurda de uno en uno, con algún muletazo eterno, la espada viajó caída y cortó una merecida oreja.

El quinto lo paró Curro Javier, apenas dos verónicas de Morante, saludaron tras parear Joao Ferreira y Alberto Fayas, otra gran faena del de la puebla repleta de buen toreo, profundidad y ajuste, muletazos por abajo de inicio, derechazos despacio a compás, rematados detrás de la cintura, mientras sonaban los acordes del pasodoble "Suspiros de España", con la zurda todavía hubo más profundidad en el trazo, la mejor versión de un Morante recuperado en la ilusión y el gusto por torear, valiente y artístico, obligando mucho a los toros. Parece que el toreo ha curado al hombre. Tras una buena estocada cortó otra merecida oreja.

Fernando Adrián, saludó a su primero con faroles de rodillas desde el tercio, para continuar toreando de rodillas a la verónica, el de Domingo Hernández le soltó un derrote a la cara pero, afortunadamente, todo quedó en el susto. Brindó Adrián a los veteranos Ponce y Morante. El toro era encastado, con nobleza, humillación y repetición. Prologó su faena con dos cambiados y el de pecho, le toreó con muletazos sobre ambos pitones ligados y con temple, ajustándose, faena que fue de mas a mas, obligó más en el toreo al natural, con tres circulares con la muleta invertida que hizo ponerse al público en pie. Tras una estocada trasera se pidieron con fuerza las dos orejas que fueron concedidas.

El colorao sexto arrolló a Fernando Adrián con el capote y recibió una fea paliza. Épica fue la faena ante un toro en el que había que jugársela y no lo dudó. Le cambió el viaje en el comienzo de hinojos en dos ocasiones y le toreo en las cercanías, muy ajustado con el Domingo Hernández, que tenía buen embroque aunque salía desentendido del muletazo, el público de nuevo estuvo entregado con Adrían, que concluyó con un final explosivo por Bernardinas. Recibiendo al toro de largo, un pinchazo y una estocada tendida, una oreja de peso por la entrega del madrileño que hacia su presentación y que a buen seguro volverá. Gran tarde de toros la vivida hoy en Santander, de las que crean afición y pasan a la Historia del Toreo.
Última actualización en Viernes, 26 de Julio de 2024 11:53