TOROSDOS

Se torea como se és. Juan Belmonte

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Pamplona. Crónica de Barquerito. Se desata el triunfalismo: seis orejas.

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Roca Rey, poco inspirado, corta tres por sus méritos con la espada

Dos Tomás Rufo, que firma la faena de mayor riesgo

Y una Perera, que sufre con el toro más díscolo de una corrida muy ofensiva de Fuente Ymbro


Pamplona, miércoles, 10 julio de 2024. (COLPISA, Barquerito)

Pamplona. 6ª de San Fermín. Lleno. 19.721 almas. Mucho calor. Dos horas y media de función. El paseíllo, con cinco minutos de retraso, por llegar tarde Roca Rey, que entró en la plaza a las 18,28 horas, a dos minutos de la hora oficial del comienzo del festejo, las seis y media de la tarde.

Seis toros de Fuente Ymbro (Ricardo Gallardo)

Miguel Ángel Perera, ovación y oreja tras aviso. Roca Rey, dos orejas y una oreja. Tomás Rufo, dos orejas y silencio tras aviso. Roca Rey y Tomás Rufo fueron sacados a hombros por la Puerta Grande.

LAS DOS FAENAS DE mayor enjundia y méritos fueron las únicas que se quedaron sin premio. La primera de Perera al toro más noble de los seis y la segunda de Tomás Rufo al sexto, con el que tocó arriesgar, exponer y dominar por abajo. Una presidenta nueva en estas lides abrió el grifo de las orejas como si no hubiera un mañana. Las orejas, a pares en el caso de las primeras faenas de Roca Rey y Tomás Rufo. Y muy por los pelos en los segundos turnos de Perera y el propio Roca.

Los dos toros de Roca rodaron sin puntilla -una estocada hasta el puño primero y otra igual de contundente después- y sería eso lo que desató la euforia para forzar la voluntad del palco. Se llegó a pedir una segunda oreja del quinto toro y se habría ido al copo de trofeos ganados exclusivamente con la espada. Perfilado en corto, el brazo por delante y el ataque por derecho. Puntería insuperable, los dos toros patas arriba. Patas arriba también el tercero pero la estocada de Rufo, desprendida, precisó de una rueda de peones que redujo al toro en tablas, donde murieron los seis de una corrida de Fuente Ymbro tan despampanante como de costumbre, cinqueña al completo y muy armada.

El sexto, el más descarado de lo que va de feria, lució una escandalosa guadaña derecha. Imponente el cuarto, pero más armoniosa la artillería. Una mayoría de toros enmorrillados, de estampa espléndida. Un solo toro castaño, colín, por cierto. El segundo. Sin rabo frondoso. Si la presidenta llega a animarse con un tercer pañuelo blanco después de los dos pañuelos primeros, habría sido épico el ridículo del rabo pelón.

Los seis toros se portaron como bólidos en la carrera del encierro. Muchos corredores, pero bastante menos que en las tres primeras jornadas. Carrera solo apta para atletas olímpicos. En un tramo largo de Estafeta, de más de cien metros, hubo uno que se pegó un verdadero festín corriendo por delante de la manada y hasta cambiándose de toro como a capricho antes de salirse del recorrido y apartarse por la tangente izquierda. Se habrá quedado a gusto el mozo anónimo tras semejante exhibición. Se viene batiendo el récord de velocidad un días tras otro. Será difícil superar la marca de los fuenteymbros: muy poco más de los dos minutos. Y llegará el día en que se baje de los dos. La carrera ha pasado a tener más de carácter deportivo que de episodio taurino. Pese a ser la corrida más armada de lo que va de semana, ni un rasguño. Eran cientos los corredores. No todos como el mago de Estafeta, que corrió sin periódico de apoyo.

El quinto no hay billetes de la feria y, además, sin sombra de reventas en los aledaños de la puerta grande de la plaza monumental, por la cual es imposible salir a hombros. El nivel del ruedo está por debajo del de la calle y así ha sido siempre desde 1922. Un día se puso de moda sacar a hombros al torero triunfador por la bajada del callejón, el de entrada de los toros en el encierro. Hizo fortuna la idea. A Jesulín de Ubrique lo llevaron a hombros hasta el hotel Yoldi, donde paraban los clásicos. Y ya no. Sino lejos del mundanal ruido. En las afueras. Tal vez por eso se hizo el paseíllo con cinco minutos de retraso. Las cuadrillas no aparecían. Ni los alguaciles. Los areneros esperaron sentados en el estribo todo ese tiempo de demora.

Si hubiera sido una corrida de verdad triunfal como señalaba el marcador, habría valido la pena la espera. Pero no lo fue, Las dos faenas de Roca Rey carecieron de sustancia y  el torero limeño cumplió con la dosis obligada de tremendismo -de rodillas, en el platillo, el toro de largo- y pasó al trasteo convencional. El segundo fue toro codicioso y Roca le perdió pasos por sistema. También se los perdió al muy respetable quinto a lo largo de una enmarañado negocio de toreo cambiado o inverso abrochado con un arrimón aparente.

La primera faena de Perera, en un ladrillo, de seco y seguro gobierno, poderosa y sencilla, no encontró eco porque en el primer toro de Pamplona no es fácil romper el hielo. Y menos en el cuarto, que obligó a Perera a emplearse a fondo en una faena interminable porque se le metió entre ceja y ceja bajarle los humos al toro, que había metido los riñones en un primer puyazo pero embistió pegando taponazos. El tercer toro, chorreado, de pinta y hechuras distintas a los demás, dio buen juego. Rufo abusó del toreo rehilado por la mano derecha y de perder pasos por la izquierda. Por ella brotaron los muletazos de mejor trazo. Su serio y valeroso empeño con el sexto, su intención de reducirlo y convencerlo, tuvieron fruto: el toro quedó dominado, y no fue sencillo. Dos medias estocadas y varios descabellos. Un aviso, Corrida larguísima.

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Cuaderno de Bitácora.- Estos son los datos que explican los ríos de gente que se han movido por Pamplona durante el fin de semana. El dia 6 -chupinazo-, 274.382 usuarios de las villavesas del transporte comarcal. El día 7, 285.589. Son treinta y dos las líneas de autobús en ejercicio. No llegan a diez las intercomarcales, la reina de las cuales es la 4. La 4V y la 4H-  Me gustaría saber en detalle su nivel de ocupación. Será una cifra astronómica. Soy testigo y víctima. Pero al poner después de los toros pie a tierra en Burlada, en la llamada para del UNZU -el bar del esquinazo retranqueado, con su magnífica terraza cubierta. --me invade una sensación de libertad- La liberación. Más de la mitad de los pobladores de Burlada están a estas horas en Pamplona al merodeo y al chiquiteo.

Como la disfagia me  condenó hace tres años a prescindir del comer y el beber, he perdido el rumbo, el sentido de la orientación sobre garitos  recomendables. Sin embargo, como recuerdo del más suculento plato de pochas que he comido nunca en Burlada -13 de julio de 1919- quería hacer mención del Latxa, en la calle de Hilarión Eslava esquina a Santa Quiteria. El más moderno de los bares/restaurantes de la villa. Cocina vasconavarra, digamos. Impecable. Echo de menos la compañía de la gente del Etxabe en la calle Mayor. Y al jefe del Unzu, que no me dejaba nunca pagar mi vinito de la tierra- Y, en fin, si queréis hacer una compra buena, la carnicería  Larragueta en la calle Mayor, en el centro mismo de Burlada. Campeones de los concursos de chistorra de Navarra y el País Vasco. Como ganaron tantas veces, dejaron de concurrir. El edificio del Larragueta es de los más nobles de Burlada.

Esta mañana, mercadillo en El Soto. Demasiado calor para acercarse a pleno sol a mediodía. Un castigo.
Última actualización en Miércoles, 10 de Julio de 2024 22:02