TOROSDOS

Se torea como se és. Juan Belmonte

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Azpeitia. Crónica de Barquerito: "Se inspira Urdiales, Luque gobierna"

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Variada y desigual corrida de Ana Romero

Diego le corta las orejas a placer a un cuarto sobresaliente

Daniel pone en juego su toreo de dominio, pero no remata a espadas


Azpeitia, Guipúzcoa, domingo, 30 de juliode2023. (COLPISA, Barquerito) 1ª de feria. Soleado, templado. 2.900 almas. Dos horas y media de función.

Seis toros de Ana Romero (Lucas Carrasco). Se soltaron con divisa negra en señal de duelo por la reciente muerte de Fernando Carrasco, creador de la ganadería.

Diego Urdiales, ovación y dos orejas, paseado a hombros. Daniel Luque, oreja y vuelta tras aviso. Diego Carretero, silencio en los dos.

EN TIPO Y VARIADA de hechuras, la corrida de Ana Romero tuvo dos partes bien distintas. En la segunda, que fue la brillante, saltaron dos toros, los dos cinqueños del envío, de transparente condición, ritmo particular, nobles y repetidores. Un cuarto bizco de sobresaliente entrega y un sexto de supina bondad. Y, además, un quinto, el más armado de todos, que, crudo de varas y con su punto temperamental, se empleó sin duelo. Al cuarto le cortó las orejas Diego Urdiales. Al quinto se las habría cortado Daniel Luque de no haberse resistido tanto el toro a doblar de estocada entera pero sin muerte y tres golpes de verduguillo.

La faena de Urdiales, completa y entera, fue de principio a fin un modelo de caligrafía y, en determinados momentos, un ejemplo de toreo de compás. La prontitud del toro y su son dejaron a Diego sentirse y torear a placer, sin soltar el hilo, ni siquiera cuando fue cambiando de terrenos, y de manos, y hasta de colocación y recursos: cites frontales en prueba de confianza, reuniones de ajuste desigual, variaciones en el toreo cambiado por bajo, el molinete abrochado con el de pecho. Una tanda con la izquierda tras dos primeras en redondo muy acordes encendió a lo grande la faena, vivida a partir de entonces como una fiesta, jaleada y cantada, y acompañada a modo por la banda. Una estocada corta. Tardaron en asomar las mulillas un rato, los dos pañuelos de un golpe.

El triunfo de Urdiales fue estímulo para Luque, pero con un toro diferente, que pareció salirse de los vuelos en el recibo de capa, cobró en  el caballo trasero y poco, y apretó en banderillas como hacen en el pequeño ruedo de Azpeitia casi todos los toros. Sin el golpe plástico de la faena previa de  Diego, esta otra fue de un dominio formidable. El aire brusco del toro estaba reducido a los cuatro viajes y en la primera tanda con la izquierda, ya encajado Daniel, vino el toro enganchado y traído despacio por delante, metido en el engaño sin remedio. Tres tandas de impecable ligazón y ajuste seguro. No fue sencillo por la otra mano el toro, algo mirón, pero también Luque se lo llegó a enroscar. Aunque el toro acusó tanto gobierno y estuvo a punto de sentarse, Daniel prolongó faena en busca de abrocharla con los muletazos en trenza de su firma. No quiso el toro, la cara alta, protestas antes de la igualada. Según patrón propio, la faena fue entera en un palmo de plaza.

El bondadoso sexto dejó a Diego Carretero componerse, y ligar una tanda en redondo rehilada, pero las dos faenas todavía frescas de Urdiales y Luque pesaron como referencia. Al no ir sometido, el toro tendió a salir distraído de suertes. Por eso se quedó sin ver. Más que ningún otro, este sexto sacó la dulzura privativa de los sanatcolomas de Ana Romero.

Los tres toros de la primera parte fueron muy distintos. Aunque, fijo en el engaño, metió la cara, el primero, sin golpe de riñón, se puso pegajoso y, a menos, metió la cara entre las manos y por alto se indispuso violento. En un desarme le partió a Urdiales el palillo de la muleta. El segundo fue de salida el de mejor nota de todos. Luque lo paró con lances de llamativo ajuste, fácil toreo de brazos bien compuesto. Después de un puyazo, una costalada. Tras ella pareció evaporarse la alegría del toro, que claudicó sin fuerza. Con tanta fragilidad Luque se acopló con suavidad y mimo para sostener al toro. Trato de seda y un final aparatoso por circulares cambiados cosidos con el circular natural, y una buena estocada.

El tercero, que se picó corrido,  embistió al paso y con pobre apoyos, fue protestado cuando perdió las manos y, pronto al reclamo, sorprendió a Carretero demasiadas veces y no le dejó pasar con la espada. Cinco pinchazos, dos descabellos.

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Cuaderno de Bitácora.- Ayer al mediodía pasaron por Azpeitia volando los ciclistas de la clásica de San Sebastián. Pasa todos los años por Loyola. Vienen desde Azcoitia y ayer iban camino no de la costa sino de Tolosa a través de la cota de Meaga, donde se cultiva la uva blanca del chacolí o txakolí. El txakolí de Guetaria tiene mejor fama que ningún otro. Los campos de viñas a los dos lados de la carretera, en lomas suaves a donde llega al aire salino son bellisiimos. Los pámpanos brillan

La clásica, incluida en el World Tour, que es al ciclismo lo que el Grand Slam al tenis, es una especie de vuelta a Guipúzcoa en bicicleta, pero me temo que esta vez se quedó fuera del recorrido Éibar, donde se concentraban las grandes fábricas españolas de bicis: Orbea y BH. Los ciclistas llaman o llamaban "burras" a las bicis de carreras.

En su abono de la plaza de Azpeitia estaba esta tarde un año más Luis Manterola, un experto hombre de mar excelente cocinero, de Guetaria, como Juan Sebastián Elcano o Cristóbal Balenciaga, y excelente cocinero. Pero no tenía a su lado a su gran amigo Javier Aguirre, de la primitiva comisión taurina de 1982.Gran amigo.

Murió en mayo.
Última actualización en Lunes, 31 de Julio de 2023 12:53