TOROSDOS

Se torea como se és. Juan Belmonte

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Madrid. Crónica de Barquerito: "Reivindicación de Morante"

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El regusto exquisito de una faena muy de su firma que, por aplomarse, deja a medias un noble toro

Un excelente tercero de Alcurrucén, pero Tomás Rufo no se entiende con él


Madrid, jueves, 18 de mayode 2023. (COLPISA, Barquerito)

Madrid. 8ª de abono isidril. Fresco, soleado, ventoso. Lleno. 23.900 almas. Dos horas de función.

Seis toros de Alcurrucén (Familia Lozano)

Morante, silencio y saludos. El Juli, ovación y ovación tras aviso. Tomás Rufo, silencio tras un aviso y palmas.

Pares notables de Fernando Sánchez, que saludó montera en mano.

PRIMERO FUE un toro colorado de ancha cuna y un puntito paso de cuerna que echó las manos por delante, se frenó y al frenarse pegaba una trallazo. Frío, distraído, trotón y suelto. Poco amigo de llevarles la contraria a los toros, Morante, descubierto por golpes de viento en el recibo, quiso que lo picaran duro. Por si, sangrado, se estiraba o atendía el toro, que se escupió de un picotazo y se repuchó de una segunda vara mínima. Visto y sentenciado el toro, que no hizo ni por los cites en banderillas, rehusó la reunión hasta tres veces por la mano izquierda, desarmó a Lili, que bregaba, y, pendiente tan solo de un capote que apenas asomaba por el burladero de capotes precisamente, topó al ser reclamado por Morante. No perdió el tiempo Morante en zarandajas, había salido armado con la espada de acero y atacó sin siquiera perfilarse. Un pinchazo y una estocada desprendida. Tras mucho pensárselo se echó el toro. Alberto Zayas le pegó uno de sus puntillazos infalibles.

El ambiente estaba por Morante. No hizo falta un termómetro para tomar la temperatura. Por si quedaba alguna duda, hubo que esperar dos toros para certificarlo. O no tanto. El segundo de corrida, El Juli al aparato, hizo hilo en banderillas con el tercero de cuadrilla y Morante estuvo al quite en el momento preciso con un mero recorte salvador. Lo vio todo el mundo. Un detalle no menor.

El tercero fue el toro de la corrida. De pinta idéntica a la del primero, pero no similares hechuras, aunque pudiera parecerlo, y de signo y son radicalmente distintos. Tomó el capote de Rufo con brío y por abajo, se movió con el gateo vivo de los alcurrucenes buenos y pasó por el caballo de pica sin hacer ni ruido. Morante habría visto el toro como casi todo el mundo y mejor que nadie. Pareció pensarse si salir a quitar en turno. Se estuvo mordiendo la lengua, pero desistió. Seguramente por temor al viento, que soplaba y dejaba de soplar como un fuelle. Y entonces soplaba.

La ocasión vino luego, con un cuarto de corrida negro, en el tipo preciso de la sangre Núñez-Rincón, que galopó de salida. En solo un apunte de verónica que iba a cobrar por los vuelos Morante, pero frustró un golpe de viento a medio lance, se sintió un runrún corrido de asentimiento. El Juli salió a quitar por chicuelinas, tres y media, y entonces salió a replicar Morante. El murmullo fue como un trueno. La réplica por tres lacias verónicas, media y una segunda media, se subrayó a lo grande. Fue el preludio de una faena muy de Morante, abierta con un magistral estatuario de puntillas, y tres más de telón, y el broche de dos de pecho de pitón a rabo y rematados en la hombrera suavemente. Al abrigo del viento, casi en las tablas del sol entre los tendidos 5 y 6, vino a suceder seguida una faena de relajado encaje, empaque natural y refinado dibujo. Tandas virtuosas ligadas en el sitio y en redondo, dos o tres, y su remate de pecho. Sólo que el toro, tardo de partida y algo gazapón por la mano izquierda, dio en aplomarse casi de golpe y del todo, sumiso, rendido, traído en muletazos compuestos a cámara lenta, mecido. Al hocico el engaño para convencerlo. Costó que se encelara. Y, sin embargo, la faena se vivió con mucho calor. No hubo ni un solo muletazo que no se celebrara. Un pinchazo, una estocada.

En todo eso, que ni fue poco ni mucho, quedaron marcadas las diferencias. El Juli, muy resuelto con un segundo toro que se enroscó en faena de perder pasos en el momento en que la cosa puede romper, se descaró con sus censores habituales, se amarró entre pitones o en la pala de los dos, y planteó una faena cara a cara, cuerpo a cuerpo de desigual tensión. Al quinto, muy apagadito, lo toreó mucho a la voz y llegó a provocarlo, engancharlo y librarlo en muletazos de largo trazo. No pasó con la espada en ninguno de los turnos.

Con el excelente tercero no llegó a acoplarse ni templarse Tomás Rufo. Acelerado, al borde del vértigo porque el toro, venido arriba, no daba ni tregua, optó por los toques bruscos, la medicina contraindicada. Ofuscado, castigado por el viento y algunas palmas de tango, insistió y porfió mientras el toro se le iba de las manos. Un pinchazo y un bajonazo. Con un sexto de menguado poder, una faena machacona, reiterativa, sin ángel ni inspiración.

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Cuaderno de Bitácora.- La escuela francesa de Geografía -sea física, política o económica, da igual- goza de prestigio particular entre los amantes de la ciencia. En la ilustre colecciòn de bolsillo de la colecciòn "Que sais je?" de la Imprenta Universitaria de Francia, la sección de Geografía está más que bien servida, y servida por grandes maestros del género. Por ejemplo, Pierre George que fue profesor de la Universidad de París y autor de una Geografía de Italia (edición de 1973) que compré en un saldo en Arles hace algún tiempo. Estaba arrinconado en casa, pero me estaría llamando. Los libros hablan.solos. Algunos de toros, también.

Las imágenes de las inundaciones en la Emillia Romagna de estos días me han producido una impresión durísima. Vía internet, accedí a las páginas de Il Resto del Carlino, el centenario diario liberal de Bolonia, y sentí la desolación de ver la riada en Cesena y Ravenna, ciudad donde dormí dos noches. Para saber qué ríos estaban causando los estragos, me reclamó Pierre George. Y más o menos. Los ríos que caen desde los Apeninos al Adriático son peligrosos. Lleva lloviendo casi una semana entera. Un diluvio.

Los geógrafos franceses buscan las raíces culturales de los países que describen. y en este caso se rinde homenaje al poder de Italia como transmisora y difusora de la cultura grecorromana. Foco de la civilización de la Europa Occidental. Y, por tanto, del toreo.Y viendo a Morante, está claro, se siente en carne viva y propia la belleza del Renacimiento.
Última actualización en Viernes, 19 de Mayo de 2023 05:55