TOROSDOS

Se torea como se és. Juan Belmonte

  • Incrementar tamaño de la fuente
  • Tamaño de la fuente predeterminado
  • Decrementar tamaño de la fuente

Sevilla. Crónica de Barquerito: "Talavante, protagonista"

Correo Imprimir PDF

En sus manos el mejor toro de la corrida de garcigrandes

Una faena aparatosa y festiva, desigual pero celebrada

Botín magro de una sola oreja

Desdibujados El Juli y Rufo

Martes, 25 de abril de 2023. (COLPISA, Barquerito)

Sevilla. 9ª de abono. Muy caluroso. 9.000 almas. Dos horas de función. Cinco toro de Domingo Hernández y uno -6º- de Garcigrande. Todos, jugados con la divisa de Garcigrande.

El Juli, silencio en los dos. Talavante, ovación y una oreja. Tomás Rufo, aplausos y silencio.

Notables pares de Miguelín Murillo al quinto. Manuel Jesús Ruiz se agarró muy certero con el sexto.

UN PRIMER TORO tan frágil como codicioso y hasta pegajoso, sangrado hasta la pezuña, apenas dejó componerse a El Juli, que lo había recibido y fijado con una linda madeja de siete lances, a pies juntos casi todos ellos, y despedido con media de la que salió el toro flaqueando. Abierto en los medios en seguida, chillón e incómodo Julián. Los intentos de sujetar y convencer al toro reclamándolo con la voz fueron en vano. Distraído y ajeno, el toro renunció. Una estocada defectuosa pero letal.

Talavante sorprendió a todos en el recibo de un bonito segundo con lances rodilla en tierra por las dos manos, dos de ellos cobrados con las vueltas del capote en tijerilla. Remató con larga afarolada enganchada. Hubo runrún de aprobación. Igual que en la corrida de la víspera, Talavante vino a prodigarse con el capote. Había salido a quitar por discretas chicuelinas en el toro de El Juli y, luego, en el recibo del quinto, que iba a ser el toro de la corrida, se empeñó en un despacioso saludo a la verónica no tan brillante como el del martes, y de traza y vuelo distintos. Tomás Rufo quitó por delantales con el ajuste obligado, pero sin mayor eco. Poco más de una docena de viajes aguantó entero en la muleta el toro, venido abajo casi de repente. Mientras hubo toro, Talavante se dejó querer. Una tanda corta y buena con la izquierda, otra en redondo con arrucina intercalada, otra más con cambios de mano, música de la buena y de pronto no quiso el toro saber nada. Un apagón.

El tercero arreó en oleada en banderillas, hizo pasar en falso a un rehiletero tan seguro como Andrés Revuelta y tomó engaño rebrincado y cabeceando. Precipitado, Rufo pretendió ganarle por la mano antes de tiempo y el toro protestó: enganchones, un desarme. Ni un respiro le dio al toro Rufo, pero, paciente al cabo, acabó cobrando dos tandas, una por cada mano, bien rematadas. Una excelente estocada.

Ensillado, con pies y plaza, castaño lombardo, el cuarto fue el más serio de la corrida. Muy pegado en el caballo, listo en banderillas, fue luego andarín, por las dos manos adelantó. El Juli no se tomó la menor confianza. Trasteo breve y conservador. Una estocada con tal derrame que los areneros se tomaron su tiempo para borrar su huella al borde de la primera raya. Sin ese tiempo, la corrida habría durado menos de dos horas. Y dos horas y un minuto de cronómetro duró.

El quinto, el de mejores hechuras de los seis, pasó por el caballo sin entrega, hizo hilo en banderillas y rompió en la muleta sin hacerse esperar. La ley de la compensación: el primero de Talavante se había venido abajo, pero este quinto se vino arriba y aguantó con el ritmo regular propio de los garcigrandes buenos. Talavante se entendió con él enseguida, abrió con una espectacular tanda mixta de estatuarios, cambios por la espalda, trincherilla, molinete inverso y el de pecho, todo seguido, como un carrete o una traca. Fue anuncio de una abigarrada faena de mucha firmeza, soluciones y transiciones imprevistas, pero no siempre afortunadas porque con los golpes de sorpresa se cortaba el fluido. El molinete ligado con el de pecho, y el natural ayudado de salida, el pase de las flores cosido con dos en redondo, un cambio de mano, el natural y el de pecho. A todo quiso el toro. El colofón de tan abundante faena fue una tanda en redondo más lograda que cualquiera de las previas. La más seria. Una estocada. Tras ella Talavante alzó los brazos en señal de victoria y se fue hasta el mismo platillo para provocar un flamear de pañuelos. Una oreja. Solo una.

Corretón, muy astifino, bizco, el sexto, que atacó de largo en el caballo, pero salió de naja de dos encuentros, acabó por fijarse tras un par de intentos de fuga. Una faena de Rufo sin acople ni ligazón, de muletazos sueltos bien tirados y poca ambición. Una estocada.

=========================================================

Cuaderno de Bitácora.- De los saqueos perpetrados en Sevilla por las tropas napoleónicas no tengo demasiadas noticias. Si los hubo, no se guarda rencor. Los franceses son muy bien recibidos aquL.No es de ahora. Y si es gente del toro, todavía más. La atracción que Andalucía y en particular Sevilla suscitó en la Francia imperial entre los intelectuales románticos está ejemplificada en un nombre inequívoco: Carmen. La novela de Próspero Merimée, que es el caso de una novela con fortuna. Sin su transposición a un libreto de ópera, y de una ópera tan sonora y brillante como la de Bizet, lo más probable es que la historia hubiera caído en el olvido antes o después. Pero la música obró el milagro. Y vivo está el milagro. "Toreador, toreador, etcétera".

Hay un recorrido guiado por la Sevilla de la Fábrica de Tabacos, la universidad, la Sevilla de Carmen. Pero mejor en otoño. 36 grados a la hora de la siesta en la tarde de hoy.

Para entender por qué el conjunto edificado del casco viejo de Sevilla se ha podido conservar tan bien, o tan relativamente bien, conviene reparar en una razón mayor: en los años de la Guerra de España del 36 al 39 Sevilla fue la única de las grandes ciudades no bombardeada. Madrid, Barcelona y Valencia sufrieron destrozos brutales. La devastación dio paso a reconstrucciones y rehabilitaciones del patrimonio monumental pero no de una mayoría de edificios de viviendas. En Sevilla las casas nobles del XIX y el XX, y la gran mayoría del caserío urbano levantado a principios del siglo XX han resistido el paso del tiempo sin dolor. Hay estilos que no han envejecido bien. Por ejemplo, el estilo Aníbal González, el más célebre de los arquitectos de la ciudad en los años veinte- Y sin embargo, hay arquitectos anónimos cuya obra encaja con más precisión en la imagen plácida de la ciudad cuando aprendes a recorrerla. Son ya cientos las casas de autores o maestros de obra sin fama que ahora se han reconvertido en apartamentos turísticos y hoteles de diferentes estrellas. Edificios restaurados o reconstruidos con respeto riguroso de la fachada. cientos, sí.

La armonía de las alturas. el alineamiento de las fachadas, el camuflaje de las construcciones modernas. Todo eso es la gracia de Sevilla. La gracia seca y profunda. Como la del toreo de Morante de la Puebla.
Última actualización en Miércoles, 26 de Abril de 2023 07:41