A mi querido amigo, compañero y maestro Jaime Ostos ante la encrucijada del maldito coronavirus
En lagráfica superior, de izquierda a derecha, Miguel Redondo y Jaime Ostos en uno de sus coloquios televisados sobre la
Feria madrileña de San Isidro
Jaime (Ostos), los tuyos, tu familia y todo un regimiento de amigos incondicionales Un Ejército, no dejamos de preguntar por ti. La verdad, es que no es de extrañar. La suerte no está de tu lado, tu frágil columna y el maldito coronavirus muestra la delicada salud frente a tu casta y raza perseverantes.
Esta vez sin trastos, sin engaños, a cuerpo limpio a Corazón de León, como siempre, ante el toro mas cabrón al que uno se puede enfrentar....
Una faena complicada, larga, ante un marrajo que lleva buscándote las vueltas mucho tiempo al que ahora se ha unido este virus. Escribo estas líneas para darte ánimo y fuerzas para ganar la batalla, tu eres de esos que nunca se rinde, siempre bravo.
La última vez que te vi en el Hospital de la Zarzuela de Madrid, no paramos de hablar, recordabas cientos de anécdotas, fue como siempre un deleite escuchar la dilatada vida, que muchos sueñan y que muy pocos pueden contar.
La vida de nuestro amigo Jaime ,siempre ha estado marcada por un valor a prueba de cornadas, muchas veces al límite entre la vida y la muerte, su personalidad, honradez y honestidad ha sido su mejor estandarte.
Quienes te conocen, saben tu lucha sin precedentes siempre con positividad.
Esta vez te ha tocado lidiar el toro mas difícil de tu vida, el que no se ve por donde viene, aquel que hiere de verdad.
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