TOROSDOS

Se torea como se és. Juan Belmonte

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Cali, Colombia. Crónica de Jorge Arturo Díaz-Reyes: "Colombo brilla en la noche"

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El venezolano llevó las emociones a tope, desorejó al sexto y cerró en triunfo un festivo festival

Tres alegres cárdenos de los González, un Ferrera maestro y un Flores enfibrado fueron los elementos del éxito


FICHA DEL FESTEJO

Cali. Sábado, 29 de Diciembre 2018. Plaza de Cañaveralejo. Festival, 4ª de feria. Lluvia. Tres cuartos del aforo. Machos de Salento, parejos y de juego diverso. Vuelta al ruedo al cuarto "Monje".
Antonio Ferrera, ovación con saludos.
Sebastián Castella, ovación con saludos.Luis Bolívar, silencio. Sergio Flores, ovación con saludosGinés Marín, bronca. Jesús Enrique Colombo, dos orejas

Con tres cuartos de plaza y una sobria procesión religiosa comenzó la noche de los machos de Salento. Oscuros, negros, cornivueltos, de moderada estatura muy en el tipo de su casa. Tres, repetidores, galopadores, fijos y a fondo fueron arrastrados con honores. El primero aplaudido, el cuarto con vuelta al ruedo y el sexto ovacionado. De haberlos matado como Dios manda el orejerío hubiese sido mayúsculo. Los otros mansearon y sacaron santacolomeños malosmodos.

 

Antonio Ferrera, Se permitió fantasías, pinturerías y alardes con el de apertura poniendo la parroquia en ascuas. Poderoso y creativo. Pero se pasó de faena, le costó igualar, pinchó antes de la estocada. Mereció la oreja y no se la pidieron. Allá ellos.

Sebastián Castella, porfío y porfió hasta que el taimado manso le sorprendió, le desarmó, le correteo, le cazó y le voltereteó con aparato. La gente se solidarizó con el vapuleado y le sacó a saludar tras el espadazo final.

Luis Bolívar, lanceó al tercero, con exquisito temple en un par de bellas verónicas, antes que sus banderilleros Rodríguez y Morales saludaran. Después, tras dos buenas tandas derechas el descastado renunció irrevocablemente, la bulla se acabó y ni la estocada fue agradecida por los paisanos.


Sergio Flores y el quinto salieron y formaron el guateque. La bravura del uno y la decisión del otro con un toreo terrígeno y acorazonado se trenzaron en una faena intensa que hizo hervir la plaza. Igualó perfecto tres veces y tres veces los protectores de animales le hicieron desistir, chillando por el indulto. Cuando Usía se puso perentorio entró a destiempo, pinchó, puso media abajo, otra completa, le avisaron y solo saludó. La lida no es asunto de democracia.

Ginés Marín, no quiso ni mirar al manso quinto. Par trapazos y a pinchar, a estoquear sin efecto, a descabellar cinco veces en medio de tremenda bronca y nada.

El sexto salió a toda y Jesús Enrique Colombo, lo recibió con larga cambiadas de rodillas ¡mirando al tendido! Cuatro verónicas y media idem, y se formó la marimorena. El Salento a tono. Tres navarras, revolera y dele que dele. Coge palos, se adorna y de largo a topacarnero, par. El segundo al sesgo solo medio. El tercero al violín, par. Y un cuarto autorizado al cuarteo le hicieron dueño de la noche. Cierto, hubo desigual colocación, pero la coreografía de los cites y la emoción de las ejecuciones primó sobre todas las cosas. Con la muleta el clima fue in crescendo hasta la estocada eficaz que borró el pinchazo arriba y puso de acuerdo a paganinis y palco en dar los máximos trofeos.

Este desahogo hacía falta en una feria que naufragaba en mansedumbre, vanos esfuerzos y buenas intenciones malogradas.

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Última actualización en Martes, 01 de Enero de 2019 21:18