SOLO PARA MANSOS (DIARIO DE NAVARRA)
No se sabe qué prueba es más espinosa: si debutar en Pamplona de ganadero o de matador de toros. A un torero le queda siempre el consuelo de una posible repesca. A un ganadero que pincha se le proscribe en la Feria del Toro. El de ayer, sin ir más lejos.
La vida de un torero da muchas vueltas. Más vidas que un gato. No tanto. No se trata de tentar al demonio ni de invocar los mengues gitanos, ni de recurrir, por tanto, al socorrido parche de “no quieras nunca buenos principios”, que es el capítulo primero de los farios calés. No es eso.
Los dos toreros debutantes de los sanfermines recién idos han salido muy bien librados. El sevillano Nazaré y el malagueño Saúl Jiménez Fortes. Saúl, a hombros. Y de verdad de la buena. Savia fresca, que es imprescindible. Nunca se habían perpetuado tantos nombres en tantos carteles. Hablamos de los últimos quince años. Ayer decía uno que en 2013 habrá que juntar en Pamplona en un mismo cartel a los tres toreros que más y tanto han sorprendido en esta última Feria del Toro: Castaño, Nazaré y Saúl Jiménez. ¿Por qué no? ¿Por qué sí? ¿Dos veces? Dejad hacer los carteles a quienes los rumian.
Hace veintitantos años se estuvo dando vueltas a la idea de la quiniela taurina. Parecía un imposible y se desechó. La apuesta iba de orejas cortadas y seguramente por eso no prosperó. No solo por eso. Las orejas son muchas veces premios de tómbola. En Pamplona, en Albacete y en Jerez de la Frontera. ¿Quién cuenta los pañuelos, quién las voces…? En los toros no se admiten apuestas. Mejor.
No era sencillo, por lo demás, adivinar que esos tres nombres sorpresa iban a dejar su marca en San Fermín. Pero, pensándolo bien, ¡por qué no…! Para los tres estaba la Feria del Toro. El tren, dicen los taurinos, solo pasa una vez y hay que subirse en marcha. Una vez o dos. Ver los casos de Castaño o del mismo Padilla, que ha cambiado de trenes en marcha y ayer volvía a Pamplona como en un furgón de repatriados. Patente de corso: una peña lo esperaba con banderas piratas. Porque Padilla había dicho hace diez meses que estaba dispuesto a torear aunque fuera con un parche de pirata. Y eso era imposible adivinarlo.