MADRID. Feria de San Isidro. Crónica de Barquerito: "Patinazo del Joselito ganadero"

Viernes, 17 de Mayo de 2019 00:00 administrador
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La corrida del debut en San Isidro, castigada con dos devoluciones, de hechuras dispares y severa artillería, peca por floja y parada

Entrega valerosa de Román con un sobrero

Madrid, 17 may. (COLPISA, Barquerito)

Viernes, 17 de mayo de 2019. Madrid. 4ª de San Isidro. Revuelto, ventoso, nubes y claros.17.344 almas. Dos horas y media de función. Cuatro toros -1º, 4º, 5º y 6º- de El Tajo (José Miguel Arroyo) y dos sobreros, 2º bis de Torrealta (B. Prado Eulate) y 3º bis de Montealto (Agustín Montes). Joselito Adame, silencio y silencio tras un aviso. Román, vuelta tras un aviso y silencio tras aviso. Álvaro Lorenzo, silencio y ovación.

EL DEBUT DE JOSELITO en San Isidro como ganadero de bravo se torció en seguida. El estreno corrió a cargo de un toro colorado espigadísimo, zancudo y descaradote, y muy corretón, que tomó el capote de Joselito Adame a media altura pero con son. Recostado en el caballo, picado con moderación, claudicó antes del segundo puyazo. Estaba justo de fuerzas y amenazó con perder las manos. No llegó a tanto.

 

Metió la cara, igual que en los templados lances de recibo de Adame, pero no humilló y flaqueó al cabo de diez viajes en línea. Antes de apagarse, se revolvió de flojo. Después de apagado, se rebrincó y terminó muy trompicado. Ligerito el trasteo de buen oficio de Adame, que se abrió de rayas afuera, pero ni así. Un metisaca en los bajos en el segundo intento con la espada fue señal de la alzada tremenda del toro, que montaba casi tanto como el torero de Aguascalientes.

El toro del debut llevaba el hierro de El Tajo, igual que los tres últimos. Segundo y tercero, el de La Reina. Fueron estos dos los que trajeron la desventura. El uno, de excelentes hechuras, el mejor rematado de todos, se reventó nada más salir y atacar desfogado. Como si se hubiera tronchado en dos. Se alzó sin reclamo, pero pareció descoordinado al correr. Estaba por ver si el toro se recobraba, pero el palco no esperó. Pañuelo verde. Los mansos envolvieron al toro con pasmosa diligencia.

Por el toro devuelto se jugó un primer sobrero de Torrealta que no llegó a la talla del que partió plaza pero casi, se movió pronto y sin descolgar, muy a su aire, incierto por la mano izquierda. No llegó a meterlo en la muleta Román, pero sí a convencerlo. Una faena de superior decisión –cites en la distancia, aguante bien sujeto, hábil juego de brazos, su gota de teatral descaro- y un remate por sedicentes manoletinas abrochadas con uno de pecho enorme y un gracioso desplante bastó para calentar. Una estocada hasta las péndolas.

El tercero de los titulares, muy descarado –cuerna deforme- pero, sin contar defensas, un toro muy bien hecho, el culopollo clásico de sangre juampedro, arrastró cuartos traseros al estirarse, cobró un desafortunado puyazo caído, cabeceó en el segundo y claudicó. Estaba en mínimos, Salió a quitar Adame por ajustadas chicuelinas, solo dos, y en el remate se derrumbó el toro. Sobre la misma boca de riego. Costó mucho levantarlo. Pañuelo verde, paseo disciplinado del cabestraje y paso a un segundo sobrero, de Montealto, atacadísimo de carnes, culata monumental, cuello poderoso y negro zaino. Los dos devueltos, castaños lombardos. El contraste fue palmario. El sobrero, que llevaba en capilla tres tardes con esta última, embistió a golpes y pegó muchos trallazos. Álvaro Lorenzo tuvo la feliz idea de abreviar. Media estocada buena y un solo descabello.

Eran las ocho y media cuando empezó la segunda mitad de corrida. Habían saltado cinco toros de distinto destino y, en tarde revuelta, no paraba de levantarse en ráfagas el viento de primavera. Estaba venido abajo el espectáculo y costó un mundo remontar. Quinto y sexto salieron todavía más astifinos que los devueltos. El cuarto, de buen aire pero con sus afiladas puntas también, fue uno de tantos. Corretón, recostado en el caballo, noble, venido abajo al cabo de solo tres tandas. Adame abrió con estatuarios a compás abierto, enganchó toro muy por fuera en dos tandas en redondo templadas, trató en vano de traérselo con la zurda y cortó cuando el toro se fue de engaño. Tres pinchazos, una estera caída. Solo una tarde en San Isidro. Poca cosa.

El quinto, de vuelta a la pinta colorada, un señor toro, se estuvo dormido en el peto. Le costó luego darse. Fijo, pero muy tardo, medidas las fuerzas. Noble y parado también. Román repitió el empeño de torear a la distancia, que, en toros sin motor, no es recurso seguro. Intentos, de uno en uno, con la zurda, alardes a toro plantado en seco. Y de postre un sexto bajito y redondo que tomó con ganas el capote de Álvaro Lorenzo –seis severas verónicas marcadas abajo, templadas, bellas-, salió patinando de dos picotazos cobrado al relance y, echado el viento, pareció promesa de un final feliz. La apertura de faena –tres estatuarios cosidos con natural y trinchera, y un achuchón- fue promesa parecida. Y una tanda en redondo de cuatro rehilados de buen pulso. Y otra enseguida. En la cuarta, con la izquierda, claudicó el toro y empezó a aplomarse. Roto el ritmo, llegó el bajón. Mandaron un recado al ganadero desde una grada de sol. Una decepción.

Postdata para los íntimos.- En una de las salas de las Ventas presentaron esta mañana la feria de Vic Fezensac, la pequeña ciudad de la Gascuña. Son cinco festejos en el fin de semana de Pentecostés. Vic es la capital del más delicioso de los destilados franceses: el armagnac. Su aroma no tiene comparación con la del destilado que pongáis. Esas fragancias de la tierra de las que tanto hablan los enólogos y los perfumistas se encuentran bajo el lacre de los tapones de armagnac. Antes de beberlo,en copa de balón, es imprescindible aspirar por la nariz, por dónde si no, esos aromas rotundos. Y luego paladear.
Los gascones son gente caliente y cordial. Y así su armagnac, bebida profunda. Y así, también su feria taurina. donde juegan toros de trapío tan formidable que son leyenda. El toro de Vic: inmenso, armado hasta los dientes, tan agresivo como ofensivo. La bravura convertida en mito griego.
En un vídeo sin voz, solo fondo musical, se han proyectado las imágenes de unos cuantos toros de los que se jugarán en junio. Los hay bellísimos. Y, además, imágenes de las corridas de 2018. Me ha impresionado por bravo y noble un toro de La Quinta llamado Olivito que tomó cinco varas en regla. Las cinco se han visto en el vídeo con claridad. Un espectáculo. Y se ha visto picar a la mexicana -vara larga- a un joven y excelente picador de Salamanca que se llama Oscar Bernal, que pica de maravilla. Pero yo nunca le había visto hacerlo con tanta categoría como con ese toro. A Bernal le ha rendido homenaje esta mañana el presidente del Club Taurino Vicois. Un azulejo de reconocimiento y una botella de armagnac. Para después de la corrida. porque esta tarde ha picado Óscar un toro, el primero. Nada que ver con el de La Quinta

 

Última actualización en Sábado, 18 de Mayo de 2019 16:24