El torero de l’Alcora triunfa en su debut formal en Castellón. Logra y firma momentos excelentes con un notable novillo de Fernando Peña. Maneras de buen estoqueador.
Castellón, 4 mar. (COLPISA, Barquerito)
Domingo, 4 de marzo de 2018. Castellón. 1ª de la feria de La Magdalena. Novillada con picadores. 3.000 almas. Soleado, templado. Dos horas y cuarenta minutos de función. Seis novillos de Fernando Peña Catalán. Antonio Catalán “Toñete”, silencio y una oreja. Sedano Vázquez, oreja tras un aviso y oreja tras aviso. Ángel Téllez, oreja y palmas tras un aviso.
ERA LA PRIMERA vez que Sedano Vázquez toreaba con picadores en su tierra. Sin ellos, y en el vetusto coso del Parque Ribalta, lo había hecho tres temporadas en festejos y novilladas de promoción. Sedano es natural de l’Alcora, la ciudad pionera de la industria cerámica en Castellón. En l’Alcora se fundieron la técnica francesa del XVIII y la tradición árabe del azulejo. La fama de aquella industria traspasó fronteras.
Solo un novillero de l’Alcora, Curro Trillo, tuvo circulación hace treinta años. Abrió un día cartel en la clásica novillada de la Magdalena. Fue la misma tarde en que debutó con caballos Enrique Ponce. La nómina de toreros de Castellón y provincia se fue disparando en número desde la época de Trillo y Ponce, pero no había vuelto a salir uno de l’Alcora.
Sí de Onda, de Almassora, de Les Useres, de Burriana, de Borriol, de la misma capital también. Paco Ramos, Alejandro Rodríguez, Abel Valls, Vicente Soler, Juan Sarrión, Diego Leonart, Ramón Bustamante… Muchos. Novillero puntero fue Jonathan Varea, que el sábado está anunciado en esta feria de la Magdalena con una corrida de Victorino Martín. Victorino fue ganadero predilecto de los aficionados al toro, que son en la provincia de Castellón mayoría sensible. La afición al toro -el torismo, digamos- convive con una pasión por los toreros del país. Regionales o locales.
Pasión visible cuando esos toreros dan sus primeros pasos, pero solo entonces. Luego, se diluyen las pasiones. Y los toreros también. De esa pasión vino a beneficiarse Sedano Vázquez, arropado incondicionalmente, pero no sin que contaran y pesaran méritos de ley: el candor de torero nuevo, decisión, seguridad, afición, espontaneidad y, en un momento dado, con el quinto novillo de esta tarde tan de estreno, dos tandas con la mano izquierda de calidad muy llamativa -pureza, ligazón, naturalidad, temple- y un asiento nada común.
Entre sus prestaciones como torero del todo novel y este debut tan formal media una notable diferencia. Ha crecido mucho el muletero. Vicios esclavos de la moda: las faenas interminables -castigadas las dos con sendos avisos-, sí, pero la verdad del valor, o sea, la firmeza, inocultables una y otra porque la novillada de Fernando Peña -procedencia Torrestrella- fue de serio cuajo, 450 kilos de promedio, y tuvo su cara. Cara y nobleza. Solo un novillo desentonó del general buen son, y fue el primero del lote de Sedano. Solo que el torero de l’Alcora se las ingenió para sacar partido de esa baza con recursos camperos: tapar y no conducir los viajes, atacar y cambiar terrenos cuando el toro estuvo por rajarse, toques y voces. Todo fue solución. El quinto novillo, un punto pegajoso, encastado y a más, descubrió la mejor cara de Sedano: su paciencia, su pulso. Faena discontinua, pero toreo sin afectación. Convaleciente de una lesión reciente en el hombro, acertó a cobrar una estocada sin puntilla en el quinto y otra ligeramente atravesada en el segundo. Maneras de buen estoqueador.
El novillo de mejor nota de los seis fue el primero de la feria. Se entendió con él Toñete Catalán, que ha apostado ahora, y es novedad, por el toreo frontal y despatarrado. Un cambio en su línea, antes pura ortodoxia. Toreo más rehilado que propiamente ligado, a veces forzada la figura, desigual el juego de brazos. Presencia contundente, protagonista. El empeño por matar sin perfilarse sino viniendo al encuentro de frente no parece idea feliz. En la estocada del cuarto tocó soltar el engaño en la reunión. Muy interesante por raro el estilo y la idea del Toñete capotero: la verónica corta, de manos baja, ligada y frontal. Tauromaquia de estirpe julista. El cuarto toro embistió a golpes. Resolvió Toñete sin agobios. Torero de buena cabeza.
Ángel Téllez dejó sello de torero elegante, competente y capaz. Muy buenos brazos, excelentes maneras -la huella del toreo de salón muy entrenado es evidente-, figura bien compuesta. No solo las formas, que siempre importan; también la facilidad de fondo para atreverse a todo con un tercer novillo que se paró -lo tumbó de soberbia estocada- y un ejercicio de toreo enroscado con cambios de manos con un sexto de corrida que vino a morir a tablas. Ya era de noche. La moda que es plaga: casi tres horas de función.