MADRID. Cuaderno de Bitácora de Barquerito: "Los ascensores de la plaza de Las Ventas"

Miércoles, 02 de Mayo de 2018 00:00
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CdBitácora. Madrid, 2 de mayo. 2018

Uno de los dos ascensores de la plaza de Madrid sube hasta el cuarto piso, donde las andanadas que ardieron una noche de hace cincuenta y cinco años. No hubo víctimas. El fuego debió de ser un espectáculo. Era verano y bajaron a verlo muchas gentes. Con silla de pinza y merienda.

El otro ascensor se queda en la planta tercera, la de los palcos y las gradas. Entre los palcos, tres mayores: el de presidencia, que tiene vestíbulo, gabinete, teléfono de la era manual y bancadas de invitados; el antiguo de la Diputación y el que fue del Ayuntamiento, en cuyas paredes hay azulejos de ornato. Y, luego, uno de los dos de Prensa.

Los ascensores son de puerta corredera, supongo que de patente alemana años 20 ó 30. Por lo silenciosos y suaves. Se posan al llegar a destino. Subida y bajada. Hasta el año pasado no había gastado yo ascensor. La cabina, estrecha y rectangular, formato singular, solo admite cinco pasajeros. Y el ascensorista. Ayer subió un pasajero con profunda halitosis. Era un antiguo empleado de la plaza que acaba de jubilarse. Sin el uniforme me costó reconocerlo. Hasta que di con la clave. ¡Quién iba a imaginarse que padeciera de halitosis aguda…! Al llegar al segundo piso se hizo tan patente que hubo que contener la respiración. Se empeñó en una de esas conversaciones de ascensor tan banales. El ascensorista contestó con desganados monosílabos.

Tengo la impresión de que los dos ascensoristas están entre los empleados más antiguos de la plaza. Son cosas que se notan. O las notas si tienes horas de vuelo. Las colas de la andanada, donde las localidades de la tercera edad, son larguísimas. Las de los palcos, no, siempre que vayas con tiempo. En uno de los palcos se sientan los músicos. Los metales ensayan en el corredor media hora antes de atacar. La banda ha mejorado mucho. El repertorio, los instrumentistas, el maestro también. El bombo no tiene piedad de nada ni de nadie.

He pasado poco antes del aperitivo por la casa donde vivió y murió Tomás Bretón en la calle de Campomanes. La Casa Charra de Madrid le dedicó una placa que se lee bien a pesar de estar a no menos de diez metros de la acera. Bretón tuvo fama de soberbio no se sabe por qué. Serían las envidias, tan frecuentes entre músicos. Con toda su cultura y formación italiana y alemana tuvo la feliz idea de ponerle música a esa joyita que es La verbena de la Paloma. Creo haber leído que liquidó la pieza en una semana. ¿Algún pasodoble sin bombo?

De la Plaza Mayor salieron a eso de las 2 de esta tarde no menos de diez furgones de la Guardia Civil donde sospecho que iban cargados caballos de guardia. Nunca había visto esos furgones. Sí de la Policía Municipal y Nacional muy parecidos. Dijo uno al lado con guasa que se llevaba en los camiones a todos los políticos presentes en la recepción del 2 de mayo en la Casa de Postas. Le rieron la gracia.

El polaco que sopla las pompas de jabón de la plaza de la Ópera ha llegado a un nivel de perfección insuperables. Pompas inmensas que los niños persiguen celosos. En el desaparecido Convento de Santo Domingo estuvo enterrado el rey Don Pedro I, llamado el Cruel. Los dos garitos de comida griega del cruce de Campomanes y Santo Domingo han desaparecido con la crisis. Qué gusto oír la música de Theodorakis. Están a punto de prohibirse las berenjenas por venenosas -tal vez se trate de un caso de fake news- y por eso habrá sido. O porque hay cerca unos cuantos burguers de comida rapidísima. Por el griego de sentarse han puesto un chino que parece bueno. Van a comer los chinos de otros restaurantes. O sea.

El edificio de la Telefónica en la esquina de Fomento y Santo Domingo está en la línea de la arquitectura tan sórdida de la compañía. Con la excepción del edificio de Cárdenas de la Gran Vía. Siento la necesidad de elaborar un catálogo de los edificios más feos de Madrid y de España. Los telefónicos, la mayoría de los bancosdespañas, los corteingleses. Más de una plaza de toros multiusos también. Pongamos que hablo de Carabanchel. O Leganés. Y ya.